El vertical de recintos para eventos AV

Por Sergio E. Gaitán S. Country Manager de AVIXA, México y Centroamérica

Hoy podemos ver tendencias que marcan el ritmo de crecimiento de la industria audiovisual y, al mismo tiempo, reflejan el momento histórico que vivimos como sociedad. Primero, el trabajo híbrido —en distintas proporciones según el sector— se volvió la norma. Esto impulsa al vertical corporativo, del que ya hablamos previamente, donde la colaboración se mantiene como la solución que genera más movimiento económico en la industria.

La segunda tendencia, que afecta de lleno a este vertical y también a muchos otros, es el regreso de la economía de las experiencias, que durante la segunda década de este milenio generó ingresos importantes para el AV profesional. Después de la pausa obligada por la pandemia, y tras la reactivación primero de actividades esenciales, hoy la economía de las experiencias se ha consolidado nuevamente como un destino relevante del gasto, especialmente entre las generaciones más jóvenes, en actividades como conciertos, experiencias inmersivas, museos, gastronomía, aventuras extremas, entre otras, y casi siempre acompañadas de tecnología audiovisual.

No entraremos en el tema de eventos como tal —eso da para otra revista—, pero sí en su influencia y en el impacto de los recintos para eventos, que son totalmente relevantes para las empresas de integración. Este vertical, al sumar ambos mundos, representa alrededor del 13% de la industria audiovisual global, es decir, unos cuarenta mil millones de dólares de derrama económica.

En este contexto, los eventos han dejado atrás la timidez creativa y vemos con mayor frecuencia espectáculos tecnológicamente ambiciosos: conciertos, eventos deportivos o lanzamientos de producto con altos niveles de inversión y producción. Y en los recintos para eventos, la dinámica también ha evolucionado. Estadios, museos, parques de diversiones, salas de conciertos, cines y centros de convenciones trabajan ahora para ser anfitriones de eventos como parte de su oferta natural o como fuente de ingresos adicionales. Ya no es raro que un museo o un estadio se ofrezca como sede para un evento corporativo, y cada vez más recintos se están equipando tecnológicamente para ser flexibles y generar experiencias memorables.

En esa búsqueda de experiencias, hay tres categorías de productos clave, tanto por inversión como por impacto.

La primera: hardware para el manejo de contenido (ruteo de señales). Es la categoría que más inversión ha atraído en este vertical en los últimos cuatro años. La transformación digital y la adopción de tecnología AV basada en redes llevaron a una evolución tecnológica, donde AVoIP permitió mayor flexibilidad en la distribución y el procesamiento de señales. Aunque esta tendencia sigue vigente, se espera que pierda protagonismo gradualmente frente a las dos categorías siguientes.

La segunda categoría es evidente: video displays. Expresiones populares como “este lugar está instagrameable” encapsulan la cultura actual de compartir lo visualmente impactante. Aquí hablamos de videowalls, pantallas de LED y otras soluciones visuales que han aumentado su presencia a medida que bajan los costos, crece la oferta y se generaliza su uso. Aunque su crecimiento se ha desacelerado ligeramente desde el año pasado, para este vertical se proyecta un crecimiento sostenido de dos dígitos entre 2026 y 2030.

En los últimos meses he asistido a dos conciertos en el Estadio GNP en CDMX, cuya remodelación pareciera principalmente baños nuevos y nuevas pantallas comerciales. Este ejemplo ilustra el punto: los artistas desplegaron visuales espectaculares en sus propias pantallas, pero la infraestructura visual del recinto se integró al ecosistema, extendiendo la narrativa visual y rodeando al asistente. A esto se sumó la iluminación, lo que aumentó la inmersión y cambió por completo el entorno.

Un recinto puede aportar muchísimo si comparte y sincroniza su infraestructura tecnológica con la del evento. Hoy, eso es un diferenciador competitivo que genera nuevas líneas de ingreso y desplaza la conversación del precio al valor.

Antes de pasar a la tercera categoría, es obligatorio hablar del audio. Estos espacios son lugares donde se cuentan historias, y ninguna historia se sostiene sin sonido. El audio sigue siendo, y lo será al menos por un par de años más, parte del top 3 de las categorías de productos que más ingresos generan en esta vertical.

El reto actual no es tanto tecnológico como operativo y conceptual, y está ligado a la última categoría: los servicios. El audio ya no es la pieza más deslumbrante del ecosistema; hoy ese lugar lo ocupa el video, pero sigue siendo un elemento central y protagonista (sin audio no hay mensaje). Además, por su legado histórico, es innegable que las marcas más queridas y respetadas en la industria provienen del ámbito del audio. En este vertical, el audio sostiene directamente la razón de asistir a un evento: escuchar algo que solo puede vivirse en vivo.

Finalmente, los servicios —dimensionamiento, diseño, planeación de redundancia y operación— constituyen la segunda fuente principal de ingresos del vertical. Aquí los integradores, operadores, ingenieros, técnicos y especialistas tienen un rol decisivo, a menudo en tiempo real. Una cuarta parte de los ingresos del vertical proviene de los servicios. Y aquí hay algo que otros verticales pueden aprender: en este sector, los proveedores de servicios están acostumbrados a operar bajo presión, a resolver sobre la marcha y a enfocarse obsesivamente en el resultado. Esa mentalidad —más que cualquier tecnología— es parte del valor.

Atender el vertical de recintos para eventos requiere comprender en profundidad la economía de las experiencias y comprender hacia dónde se dirige la industria. Se trata de generar sorpresa, emoción y conexión —el famoso efecto wow—, manteniendo presupuestos, aportando a la generación de ingresos e incluso explorando modelos más eficientes, como AVaaS.

Mi conclusión no es muy diferente de la de otros textos previos. Debemos ser socios tecnológicos eficientes y preparados, que escuchan y entienden las prioridades y el contexto del cliente. Ese entendimiento nos impulsa a seguir aprendiendo de todo aquello que no es estrictamente AV.

Acércate a nosotros, seguro podemos apoyar ese aprendizaje.

¡Hasta pronto!

Escríbeme a sgaitan@avixa.org