Al diseñar un sistema de audio para un templo de oración, el mayor reto es el espacio físico y sus limitaciones. Esa fue la situación en Fort Wayne, donde la empresa Custom Sound Design (CSD) Group realizó la instalación sonora de la Iglesia de la Primera Asamblea de Raleigh, North Carolina, donde un sistema basado en las bocinas Kiva y ARCS WiFi de L-Acoustics controlados por una consola digital Yamaha CL5, fue la solución implementada.
Por más de un milenio, las iglesias han sido obras maestras de la arquitectura, donde se han revelado los más finos materiales y diseños que inspiran la espiritualidad. Hoy día, sin embargo, la nuevas iglesias -especialmente en la comunidad evangélica- suelen empezar dentro de salones de fiestas o locaciones comerciales y no propiamente en sitios construidos ex-profeso para el culto religioso.
Un perfecto ejemplo de esto es la Iglesia de la Primera Asamblea la cual adquirió un espacio de 5400 metros cuadrados que tiene la ventaja de estar localizado justo en medio de la zona de misión evangélica, pero lo que fue una propiedad industrial presentaba grandes retos a la infraestructura.
«Este no sólo es el caso de un gran espacio que resulta altamente problemático desde el punto de vista acústico», explica el presidente de CSD Doug Hood. «De alguna manera esto es más cercano a un proyecto de construcción nueva que a una típica renovación, la naturaleza de la obra limitaba lo que se podía y lo que se debía hacer. El lugar originalmente fue una fábrica, así que resultaba un ambiente amplio y abierto. Cosas como las vigas de soporte, se ubican en la parte central de la estructura, así que se ocuparon como nuevos elementos de diseño».
CSD confió el sonido de la iglesia a las cajas Kiva y ARCS WiFo de L-Acoustics, de tal manera que ubicaron dos arreglos laterales de seis cajas Kiva de cada lado y para extender la cobertura hacia los extremos laterales se instaló una caja ARCS Wide y una ARCS Focus de cada lado como «outer fill».
El salón resulta mucho más ancho que profundo -uno de los retos de diseño en sí mismo- así que la puesta en marcha del sistema tenía que enfocarse mucho más en el eje horizontal amplio que en la parte central de la antigua factoría. CSD se las ingenió y ocupó una bocina 115XT HiQ como cluster central (en realidad se trata de un monitor para escenario), esto por su alta direccionalidad y su alto nivel de presión sonora, mientras que un total de siete cajas compactas coaxiales 5XT se ubicaron en el bisel del escenario para sonar como front fill.
Para cubrir el cavernoso espacio sin tener que exceder los niveles de volumen ni saturar el headroom del sistema, y muchos menos molestar a los feligreses que se sientan cerca del escenario, se ubicaron cuatro módulos 12XTi de la gama arquitectónica de L-Acoustics, las cuales se usan como delay para cubrir la parte trasera del área principal de la iglesia.
Los sonidos graves se encargaron a cuatro subwoofers SB15m «volados» en pares adyacentes a los arreglos de las Kivas, mientras que dos subs SB18i se instalaron por debajo del escenario. Siete amplificadores LA4 se encargan de alimentar todo el sistema.
Una consola digital para mezcla modelo CL5 de Yamaha es el cerebro de control. A ella llegan dos Stage Boxes RIO con tal de mandar las señales al sistema PA de L-Acoustics y al sistema de monitoreo personal, una mezcla de sistemas Sennheiser con mezcladoras personales de Aviom. Al usar prácticamente únicamente in-ears (y sólo dos muy pequeños monitores) se eliminó virtualmente el volumen del escenario, lo cual es crucial para este venue.
«Una de las razones por las cuales elegimos la Yamaha CL5 fue que quisimos que el sistema resultará muy «amistoso» con las producciones y los grupos musicales», acota Hood y explica, «sabíamos que esta consola es un estándar de calidad y es universalmente aceptada como una mesa de mezclas muy confortable. Además, queríamos usar snakes digitales desde el escenario a la posición de mezclas, por ello ocupamos los Stage Boxes de RIO. También queríamos una integración transparente cono el sistema IEM (In-Ear Monitor) y al usar la conectividad DANTE creamos un flujo de señal ideal para los mixers personales Aviom».
Hood reporta que antes de la instalación de cualquier bocina o amplificador, se instalaron un total de 118 paneles acústicos fabricados por la marca Golterman & Sabo. «Era un espacio muy áspero y complicado, así que metimos tratamiento acústico en todos lados menos en el techo, esta solución fue crítica y nos ayudó muchísimo».
De hecho el techo fue la razón no para elegir Kivas y ARCS WiFo. «La iglesia de Raleigh trae artistas regionales y nacionales, así que nos decidimos por un rider estándar con bocinas reconocidas por ingenieros y productores», dice Hood. «Además, aunque el salón es enorme, el techo no es muy alto, así que necesitábamos algo que pudiera llenar este gran espacio con potencia y claridad y que aún así resultara lo más compacto posible, las Kiva y las ARCS WiFo nos funcionaron a la perfección».
«Desde el punto de vista de negocios, la Iglesia First Assembly de Raleigh (RFA) fue el cliente perfecto. Ellos pusieron toda su confianza en CSD. Básicamente nos dijeron: Aquí tienen este gran galerón. ¿Qué necesitamos hacer para convertirlo en un lugar especial?»
El sistema L-Acoustics fue la mejor opción para ellos basado en las necesidades del rider, en el tamaño físico de la ex-fábrica, en la calidad de sonido y en el presupuesto asignado. Todos estos puntos se cumplieron a cabalidad. El resultado final es un gran salón, del cual la comunidad Bautista está feliz y enloquecida con su nueva iglesia.