Si hiciera el recuento del 2020, desde el punto de vista experiencias, no pudo decir más que fue un año extremo: nos llevó de emoción en emoción, tensión, frustraciones.
¿Malo? No del todo, obligó a sacar lo mejor que tenemos en el repertorio de habilidades para sortear lo escabroso del momento, nos sirvió para tender puentes, reorganizar, analizar y muchas cosas más.
Pero si tuviera que poner mis planes de negocios para el 2021 en una hoja, pensaría lo siguiente:
Tener procesos escritos es un gran logro y es preciso revisarlos ocasionalmente para ajustar de acuerdo a cambios en la compañía, especialmente si durante estos meses las cosas son diferentes en la organización; tanto al interior como en nuestra relación con el cliente; en realidad es la misma cosa, pero separar el enfoque a veces permite ver áreas de oportunidad.
Mejorar la eficiencia
Implementar una cultura del “todo bien a la primera”, esto tiene muchos beneficios: mejora las relaciones entre los colaboradores entre departamentos, con proveedores y especialmente con el cliente. Además, puede ayudar a evitar gastos innecesarios y mermas.
Hacer planes de negocios
Analizando las fortalezas de mi organización y donde a la empresa le cueste menos trabajo conseguir buenas oportunidades, sea con clientes actuales o nuevos. Me acercaría a los proveedores y los incluiría en mis planes, ellos tienen mucho que ofrecer, si les platicamos que queremos hacer; por supuesto esto significa compromisos entre empresas, pero es necesario hacer alianzas para no diluir esfuerzos comerciales.
Haría un plan de entrenamiento
Lo primero sería definir qué es lo que cada persona de la compañía necesita saber de nuestra empresa y de nuestra industria, trazaría una ruta-calendario, y encontraría la manera de administrar quien está aprendiendo nuevas habilidades o reforzando otras, qué avances lleva y compilaría la mayor cantidad posible de información sobre sus resultados, ya que esto nos permitirá encontrar y hacer crecer el talento que tenemos en la organización.
Aprovecharía a fondo las membresías de AVIXA y CEDIA
Otra vez, buscaría un acercamiento con sus representantes para conocer a fondo los beneficios que cada una ofrece. Hay excelentes recursos que podríamos aprovechar. Me organizaría lo suficiente para que alguien de mi empresa participara activamente en comités o grupos de trabajo; las oportunidades de crecimiento son enormes, conocer colegas, empresas y saber cómo resuelven, siempre aporta.
Si formo parte del equipo directivo, me acercaría al personal para conocerlos mejor, entenderlos como personas, ver si puedo influir en ellos y guiarlos a su propia superación; esto también le sirve a la empresa.
Me organizaría para delegar y hacer crecer a nuestro personal en habilidades y responsabilidad, por ejemplo, que alguien estudie fichas técnicas, estándares y grabaciones de sesiones de entrenamiento para aprovecharlos en nuestra compañía.
Si formo parte del equipo operativo, me ofrecería como voluntario para la implementación de programas internos o cualquier tipo de mejora, para investigar, analizar o cualquier actividad en que la empresa decida invertir tiempo y tal vez recursos. Ofrecería mi compromiso para mejorar, tomar cursos, proponer ideas o cualquier cosa que sea de utilidad. Por un lado, nuestras empresas nos necesitan y por el otro nosotros a ellas y más de lo que nos imaginamos.
No encuentro incierto el panorama para el 2021, sé que será difícil, pero también auguro que como industria tenemos todo para salir adelante, en mi papel de colaborador, entiendo el compromiso que se espera de mi y me da tranquilidad saber que en mi organización y en la gran mayoría, se nos ve como parte de un equipo responsable y comprometido para ejecutar planes y hacer que las cosas funcionen. Después de todo, nos tenemos unos a otros.
Por diferentes razones las últimas semanas escuche música en streaming, me sirvió para descubrir nuevos artistas y pasar el rato, pero sinceramente no saboreo la experiencia, así que hoy ante la necesidad de escuchar “como Dios manda”, saqué uno de mis discos favoritos de todos los tiempos, de esos que cada vez que se escuchan, tocan el corazón: Life in Leipzig en el piano Ketil Bjornstad y en la guitarra eléctrica Terje Rypdal. Su sonido es deslumbrante, lleno de la delicadeza de un pianista de formación clásica y la energía de un guitarrista conocido como héroe del rock, un ensamble genial, no importa cuantas veces lo escuche, nunca es suficiente.
Por supuesto hacía falta un whisky especial y apareció uno de igual aprecio, un Oban 14 obsequio de mi tocayito E., sencillamente delicioso, y vaya que funcionaron, ante una combinación tan emotiva, aparecieron unas pocas lágrimas.
Mis deseos para que las combinaciones musicales toquen su corazón este fin de año. Abrazos navideños a todos.
Por Sergio Gaitán, Director GME Aprendizaje / sergio.gaitan@gmeelectronics.com