Quienes son cercanos a AVIXA, saben que mucho del trabajo que hacemos es gracias a voluntarios. En muchos casos, son ellos quienes comparten contenido, ideas y reflexiones valiosas que en la asociación devolvemos a la industria de numerosas maneras. Durante el Congreso AVIXA del año pasado, Alberto Cáceres, CEO de Trison, empresa de integración de origen español con presencia en todo el mundo, tuvo una presentación titulada Más allá del Digital Signage, en la cual analiza esa especialidad y hace varias recomendaciones puntuales a los profesionales y empresas que lo realizan.
En esa charla, Alberto aborda justamente el concepto de digitalización de los espacios físicos, mencionándolo como uno de los elementos clave en el mercado vertical de retail, como facilitador en la creación de experiencias.
Alberto deja muy clara la necesidad que las empresas deben mantener una relación fresca con sus clientes, de seguir buscando y encontrando maneras para atraerlos, sorprenderlos, interactuar y comunicarse con ellos. Esto suele ser algo más que común en particular en para retail, banca u hospitalidad.
Hace un par de días, escuché a alguien en un podcast mencionar que no sólo las empresas más valiosas del mundo son de tecnología, sino hay que entender que hoy, todos los negocios son de tecnología. Es una visión un tanto radical me parece, pero que justamente demuestra el momento que vivimos, donde a partir del año pasado, quedo claro que la presencia digital termina siendo vital, y que, ante el esperado final de la pandemia, es muy comentado el hecho de que se conservara una parte importante de esa “digitalidad” en la vida cotidiana.
Esta digitalidad no sólo afectará nuestra faceta como consumidores de supermercados o cualquier otro bien, sino muy probablemente transformará también otros aspectos de nuestras vidas. Si bien muchos anhelamos salir a tomar un café o cerveza con amigos, un concierto, ir al cine o a un teatro, con mucha mayor flexibilidad, no me ha tocado escuchar a alguien que extrañe hacer una fila en un banco, recorrer varias ventanillas en alguna dependencia gubernamental para realizar algún trámite, o esperar de pie fuera de su restaurante favorito para poder entrar a comer.
Ese tipo de pequeños detalles que con seguridad nadie extraña, son una ventana de oportunidad enorme para la industria AV convencional. El integrador convencional puede ofrecer medios para expandir la presencia digital en medios físicos mediante audio y video. Es decir, más pantallas y altavoces para traer experiencias digitales, y mezclarlas con entretenimiento e información en el día a día.
Sin embargo, esto abre la puerta para un cambio importante. De la mano de una “nueva normalidad”, esperaría que pudiéramos ver también al “nuevo integrador de tecnología”. Un experto en soluciones para la actividad, vertical o especialidad solicitada, y no solo experto en AV.
La integración AV debería poder sacudirse de esa exclusividad de AV, para abrazar conceptos más amplios e innovadores. Las tendencias en los negocios especializados, es el convertirse en el One Stop Shop. Un solo lugar que resuelva todas tus necesidades relacionadas. Esto va más allá de la comparación con llevar el auto a la agencia de autos en vez de a 10 especialistas diferentes, y tampoco compararnos con las Cafeterías-Lavanderías-Barberías que comenzaron a aparecer hace casi 10 años.
La comparación que si debiéramos tomar es la de entender las necesidades a nivel macro y analizarlas como un todo. Mientras mas podamos acercar los mundos físicos y digital, mas podemos justificar el valor de la tecnología AV, sin embargo, es importante entender que no es únicamente AV. Cada vez más el valor hacia los clientes estará en la integración de hardware y software, como lo solemos hacer en esta industria, pero comenzar a pisar terrenos que solían no ser del típico proveedor AV.
Ya lo hemos mencionado, la necesidad de un usuario final no suele ser encontrar al mejor proveedor AV disponible, es mucho más probable que sea mejorar la calidad de herramientas de comunicación y colaboración, retener clientes o generar experiencias únicas, y honestamente, el proveedor AV normalmente sólo resuelve una parte de esa ecuación.
Vendemos las herramientas facilitar una reunión; audio, video, equipo de conferencias y automatización, tal vez algunos incluyan iluminación, redes y persianas. Sin embargo, esos no son los únicos elementos que tienen que ver con una reunión. Espacios para sentarse y escribir, el espacio mismo, las herramientas para convocar, confirmar y recordar a los usuarios, checklists, toma de notas o seguimiento, control y registro de reuniones para agruparlas por actividad o proyecto, son solo algunos ejemplos de aspectos útiles que pueden asociarse a las reuniones, algunas claramente resueltos con algunas aplicaciones, y otras con huecos enormes y oportunidades de solución. No implica que vendamos todas, sin embargo, es necesario considerarlas y entenderlas.
Tener las herramientas de comunicación con refuerzo sonoro y visual + herramientas para extender esa comunicación fuera de una sala, no resuelve al 100% las necesidades de las reuniones. Debemos pensar más allá y si es posible, asegurar que las reuniones que se tienen sean justificadas y no puedan cambiarse por un email o mensaje, o como realmente hacerlas eficientes dentro y fuera de la misma.
Adicional a lo anterior, vender soluciones de tecnología AV, si bien resuelve ciertas necesidades, pudiera estar generando otras que no necesariamente estamos resolviendo. Quien va a ser el primer frente de soporte, dar mantenimiento, planear revisiones, capacitaciones internas, administración y seguimiento de fallas/tickets, reportar desperfectos, hacer planes de renovación… Recordemos que, en nuestra región, el puesto AV Manager realmente no es popular y si bien todo esto llega a caer en manos de TI, seguramente algunas de estas nuevas responsabilidades son la razón por la que no siempre somos recibidos con los brazos abiertos.
Esto no cambia el momento que vivimos, pero definitivamente daría a la especialidad de integración, ese titulo que todos hemos deseado que tenga. Volviendo a nuestro día a día, como podemos preocuparnos por ese ¿qué más?, si seguimos continuamente resolviendo el ¿otra vez?
Debemos de nuevo replantearnos si las prisas están bien, si el equipo sabe lo que necesita saber y tiene lo que necesita para hacer las cosas y si el valor nuestros servicios permite y justifica pensar en esa evolución.
Idealmente, encontraremos algunas cosas que tal vez sea necesario mejorar y tenemos que comenzar a dar esos pequeños pasos para alcanzar esas visiones, obviamente, comenzando por alcanzar maestría en AV que es justo la industria que nos orgullece representar. Para esto, en tu agenda y objetivos debería estar la implementación de normas, certificaciones y entrenamientos. Pero de nuevo, si no comenzamos realmente siendo el experto que el mercado espera, no nos sorprendamos si más empresas de otras especialidades, o de otras latitudes, continúen llegando a AV con enfoques mucho más amplios, incluso en tiempos de pandemia.
¡Hasta pronto!