Cuando la productividad de la compañía depende del trabajo colaborativo, es urgente entender a los encargados de colaborar y adentrarse en el mundo en el que viven.
“‘Sobreviví a otra reunión que pudo haber sido un e-mail ” . Esta frase se ha popularizado en las redes sociales en los últimos tiempos y es muy frecuente escucharla entre grupos de personas que corresponden con el siguiente perfil: no mayores de 36 años, motivados por contribuir, innovar, hacer la diferencia, resolver problemas y trabajar en equipo. No buscan estabilidad, jerarquización y a veces tampoco el logro económico. Están hiperconectados, no están limitados por fronteras espacio temporales, trabajan colaborativamente en red y no conciben reuniones extensas e improductivas, porque su principal criterio es la experiencia: lo que se vive y cómo se siente aquello que se vive.
Se les denomina millennials y si este perfil les suena es porque representa la mayoría de empleados, usuarios y clientes actuales en cualquier sector de la economía global. La consultora Deloitte prevé que en 2025 los millennials conformarán el 75% del total de la fuerza laboral mundial.
Cuando este “nuevo ser humano” se combina con los constantes avances de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), surgen nuevas maneras de comunicarnos; cambian conceptos como el tiempo, evolucionan artefactos como el teléfono, se reconfiguran espacios como la oficina y el lugar de trabajo, y nacen nuevas necesidades como la inmediatez (de respuesta, de contacto, de obtención de información, de consumo de contenidos). Pero, sobre todo, se da lugar a una forma de interacción colaborativa.
“Cuando hablamos de colaboración, hablamos de un proceso donde se involucra el trabajo de varias personas en conjunto, tanto para conseguir un resultado que es muy difícil de lograr de manera individual, como para ayudar a conseguir algo a quien por sí mismo no puede”, explica Román Ceriani, CEO de ICAP Ibérica en España, presentador del webinar de InfoComm International® “Colaboración: El paradigma de la nueva comunicación” en agosto de 2016.
Sin embargo, como detalla Román, la colaboración en el ámbito de la industria audiovisual hace referencia al incremento de la productividad en el ámbito laboral a través del trabajo en equipo y mediante el uso compartido de tecnologías de la información.
“El trabajo colaborativo es más común, cotidiano y natural de lo que las personas se imaginan. Al conversar por Whatsapp o compartir un documento en Google Drive estamos utilizando herramientas de colaboración”, comenta Ceriani.
Virtual, visual, social y móvil, así es el mundo hoy
La productividad está estrechamente relacionada con el trabajo colaborativo, y este se da a partir de procesos de interacción coherentes con las dinámicas comunicativas actuales, es decir, apoyados en TIC (tecnologías de la información y comunicación), y, finalmente, tales procesos de interacción son liderados especialmente por millennials que, como se mencionó, se trata de personas con perfiles, actitudes, prácticas y motivaciones distintas a lo tradicional.
Pero no solo hace falta conocer a las personas sobre las cuales recae la responsabilidad de la productividad de compañía, también es necesario darle una mirada al funcionamiento actual del mundo en términos de comunicación para tener un panorama completo y entender dónde se encuentra la empresa y sus profesionales con relación a los actuales paradigmas.
Ceriani detalla que existen cuatro aspectos que le dan un marco al mundo actual. “En primer lugar, el mundo en el que vivimos es absolutamente virtual; no tenemos limitaciones de espacio, ubicación geográfica, tiempo o dispositivos para acceder a contenidos o compartirlos. En segundo lugar, es un mundo visual; los contenidos más consumidos en el contexto global son contenidos audiovisuales. Tercero, el nuestro es un mundo completamente social, cada día nacen más medios sociales que dan lugar a comunidades y redes en las que permanecen los usuarios gran parte de su tiempo. Finalmente, el mundo es móvil. La cantidad de dispositivos móviles en operación supera el número de ordenadores”.
A estos cuatro elementos se les suma una característica adicional que llega como consecuencia de la búsqueda por maximizar la productividad bajo estas nuevas condiciones, mejorar la experiencia de usuario y cumplir las expectativas millennials. Se trata de la simplificación, una práctica que ha permitido reconfigurar los espacios de trabajo, las herramientas, las tecnologías y los dispositivos, posibilitando que se compacten y optimicen.
Además de los dispositivos multicanal, es decir aquellos que ofrecen una cantidad ilimitada de servicios en un solo equipo, vale la pena hablar de las transformaciones de los espacios de trabajo gracias a la simplificación: “Las salas de reuniones han cambiado. Yo noto en el día a día que cada vez menos hacemos referencia al concepto sala de reuniones. Hemos migrado desde espacios muy equipados con tecnología que ofrecen todos los servicios, a espacios más específicamente diseñados con distintas cargas tecnológicas y con distintos fines, como huddle, team, special rooms o lo que podemos llamar también como espacios abiertos de trabajo colaborativo”, comenta Ceriani.
Se trata de espacios relativamente pequeños que fomentan el encuentro veloz, con mobiliario muy básico y capacidad para no más de cinco o seis personas, en los que se llevan a cabo reuniones menos formales, fácilmente accesibles, menos estructuradas y con menor capacidad técnica, que pueden o no tener equipamiento de audio, video, control y colaboración.
En este nuevo contexto empresarial se presentan grandes desafíos, uno de los más complejos es analizar las relaciones que se establecen entre las nuevas tecnologías y las personas (con todo y sus nuevos comportamientos, prácticas y motivaciones), y cómo ello da lugar a diversas dinámicas sociales, culturales, comunicativas y empresariales que impactan directamente la productividad de la compañía.
“Debemos dejar de enfocar nuestros esfuerzos en configurar productos para pasar a ser arquitectos de soluciones. De esa manera estaremos pensando en usabilidad, simplicidad, accesibilidad, seguridad y en retorno de inversión. Asimismo, debemos invertir en recursos humanos con perfiles diversos para posibilitar la convergencia entre el mundo IT y la industria audiovisual. Esto nos va a permitir estar en un entorno acorde con las prácticas actuales”, concluye Román Ceriani.
Estos retos exigen dejar de pensar como ingenieros de proyectos, eventos o aplicaciones y pensar más en el usuario y las experiencias, comenzando con aquellos profesionales que tienen contacto con el cliente y/o participan en la planeación cada caso. Para nosotros puede ser un trabajo más, sin embargo para ellos suele tratarse de inversiones planeadas, menos frecuentes y el resultado final impactará a nuestra utilidad, posibles negocios recurrentes, a la posición de los usuarios a la tecnologia AV y a la industria.
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