¿Quiénes hacen la chamba?

En varias ocasiones hemos comentado que la razón de ser de las empresas es ganar dinero en beneficio de sus propietarios. Pero quienes realizan la mayor parte de las actividades son las personas contratadas en cada puesto para realizar el trabajo que les es asignado. Por supuesto no existe la empresa perfecta, siempre hay oportunidades de mejora, pero ¿alguna vez nos hemos puesto a pensar qué es lo que hace que los colaboradores de una organización decidan o no permanecer y desarrollarse en ella por largo tiempo o por qué hay equipos de trabajo que funcionan y otros que no?

Normalmente mientras más factura una empresa, más gente necesita, aunque a veces no lo notemos hay personal administrativo que es igual de importante que el de ventas, diseño e instalaciones y es ideal pensar en el desarrollo de cada uno de ellos. Hay dos momentos en el que nos damos cuenta de la enorme importancia del personal involucrado en cada equipo de trabajo; uno es cuando por alguna razón alguien nos dice que se va. Y el otro es cuando nos golpea de frente la curva de aprendizaje de alguien que recientemente se integra a la organización. Y lo más malo es que si se dan esos cambios… no pensamos en la gente que es quién realmente hace el trabajo.

Un tema donde raramente ponemos atención es investigando por que se va la gente; la primera impresión es que se debe a la búsqueda de un sueldo mejor; pero en muchas ocasiones no es así, es más, el sueldo suele estar entre la tercera y cuarta razón por la que la gente se va. La primera suele ser que ven pocas oportunidades de crecimiento personal, en muchas, muchísimas ocasiones la gente se va porque la relación con su jefe no es lo suficientemente buena y hay otras razones.

Una común y difícil de manejar es cuando la gente piensa, que por tener años de experiencia para un puesto, pueden aspirar a una posición gerencial y tristemente es una de las fallas más importantes en nuestra industria, por ejemplo un buen programador aspira a más, se le asigna un puesto gerencial y la verdad difícilmente funciona, lo cual genera estrés en la compañía y frustración en la persona, el problema termina por afectar y muchas veces con su salida, perdiéndose experiencia y capacidad. No se puede decir que haya una solución fácil para este caso, pero una buena practica es analizar cuidadosamente lo que puede suceder con el paso del tiempo en estos casos.

Otra buena práctica es tener establecido un proceso de reclutamiento de personal que nos permita distinguir a los mejores candidatos, evitando que la selección sea “por que nos late esa persona”. Algo tan sencillo como una plantilla de preguntas estratégicas y criterios de evaluación con valores que permitan ponderar las respuestas de los candidatos pueden ser de mucho valor.

Ya que tenemos equipos de trabajo formados y funcionando, quiénes tienen personas a su cargo en organizaciones altamente especializadas en todos los frentes se preguntan ¿Qué ofrecer a quienes hacen la chamba? No hablamos del sueldo, sino planes de motivación, oportunidades de crecimiento, de desarrollo y de carrera.  Y que debe dar a cambio el empleado y cómo le hacemos para medir si alguien es productivo o no. El objetivo debe ser crear equipos de trabajo en los que la gente “quiera estar”

Una herramienta esencial en la compañía resulta contar un un paquete de reglas lo más claras posibles, esto significa manuales de procedimiento, descripciones de puesto, áreas de responsabilidad, políticas, procesos que faciliten la integración de la gente y disminuyan las curvas de aprendizaje.

Algo a evitar por todos los medios, es el que la empresa sea administrada como negocio familiar, donde las decisiones están totalmente centralizadas y son tomadas por las cabezas sin considerar las opiniones de quienes hacen la chamba. Sin duda su punto de vista en todas las áreas puede tener ideas frescas que nos hagan ahorrar, incrementen eficiencia o simplemente faciliten las cosas.

Los puntos finales son todo un reto; el primero es el trabajo con los jóvenes (odio los términos absolutos), a ellos los mueven ideas y valores diferentes. No es nada fácil encontrar el punto de comunicación adecuado, pero tienen habilidades altamente aprovechables en nuestra industria. Uno de los grandes retos es cómo balancear el trato de “los viejos lobos de mar” y los jóvenes, un punto intermedio que deje satisfechos a ambas partes.

Y el último punto es el escabroso tema del trabajo desde casa, usualmente mientras más edad tiene el jefe, más se imagina que si alguien trabaja desde casa, inicia su día a las 11:00 AM con la pijama puesta y haciendo tiempo para desayunar. No digo que esto no pueda suceder, pero también es real que en muchos casos la productividad puede aumentar, no es para todos los puestos, ni todas las personas, pero si se encuentran los casos correctos el resultado, para ambas partes puede ser más que adecuado.

Conclusión

En la colaboración de hoy hemos tocado puntos sensibles, en mucho es con la idea que quienes tienen gente a su cargo analicen qué y cómo hacer para impulsar su desarrollo. Pero al mismo tiempo, para que quienes colaboramos en una empresa sepamos lo que se espera de nosotros y la responsabilidad que conlleva trabajar en ella y lo que se espera de nosotros. Como colaboradores es demasiado fácil quejarnos en vez de proponer y comprometernos, si supiéramos los riesgos y responsabilidades que tienen los propietarios es muy probable que no quisiéramos estar en su lugar, así que entremos de frente al reto y hagamos de nuestras empresas lo mejor y más grande que podamos poniendo nuestras habilidades a su verdadero servicio.

La inspiración de hoy provino de un par de discos con algo en común, el estilo único y genial de Bill Frisell. El primero grabado en 1990 “Bill Evans” donde acompañado por Paul Motian, Joe Lovano y Marc Johnson hacen maravillas homenajeando a la música de Evans. El segundo álbum es “This Land” grabado en 1992. Vaya manera de pasar una tarde, con música de calidad superior que se disfruta plenamente y para emocionar a otros sentidos apareció un whisky Glendronach añejado 12 años en las tierras altas de Escocia, con un excelente sabor que acompaña de maravilla una tarde musical como esta.