La publicidad, el futbol incluso las novelas con más rating ya se lanzaron a producir en Ultra HD para destacar sus trabajos en un mar de contenidos.
Netflix lo exige en las producciones más recientes que comisiona. Las plataformas de TV paga están ya sacando canales en UHD. Los fabricantes de displays (el modulo LED que va dentro del televisor) están dando el salto desde HD hasta los 4,000 pixeles. Tanto es así que las olimpiadas de Tokyo 2020 se van a producir en 8K.
Pero ¿de qué hablamos exactamente cuando decimos 4K?
Recordemos que existen dos estándares: la versión broadcast (UHD: 3840×2160) y la versión “Hollywood” (DCI: 4096×2160), esta última con un “aspect ratio” ligeramente más panorámico.
Si llevamos ambas resoluciones a frecuencia de reloj, hablaríamos de 12 GHz. Este espectacular ancho de banda es lo que debe ser capaz de manejar un cable para llevar 4K de un lugar a otro. Teniendo en cuenta que el cable de categoría CAT6a llega hasta 10G, ello nos obligaría a comprimir la señal 4K (con lo que implica además en latencia por el procesado de codificar/descodificar).
Por ello, pensamos que el coaxial aún tiene mucha vida por delante. Es un cable sencillo de conectorizar, muy noble en su desempeño, y no existe ningún organismo que limite su funcionalidad a cien metros. Una nueva instalación que quiera prepararse para futuros usos (y no tanto), bien podría instalar un coaxial que soporte 4K.
Por ese motivo, en Belden creamos la nueva serie de coaxiales para 4K/UHD.
Por ejemplo, si te suena el código 1694, ahora existe una nueva versión llamada 4694. Lo mismo con otros tamaños (1855/4855, 1505/4505, etcétera). Y también nuevos conectores BNC que aguanten los 12Ghz y no hagan de “cuello de botella”. No es fácil salvaguardar la integridad de tal cantidad de datos ¿Como lo conseguimos?
Fundamentalmente adicionando una capa de plata al conductor de cobre. Por el conocido “efecto piel”, la alta frecuencia (y el video lo es) va siempre por la superficie del conductor. Y una frecuencia de 12Ghz requiere algo más que cobre. Por eso nos decidimos por la plata, porque opone menos resistencia. Quizás es un material menos económico que el cobre, pero finalmente solo usamos una capa fina de dicho mineral.
Finalmente, nos gustaría ofrecer algunos “tips” sobre coaxial. Los instaladores seguramente ya los conocen, pero nunca viene mal recordar:
El gran peligro a combatir en una señal de audio/video es siempre el ruido que meten las numerosas fuentes de interferencia que nos rodean. Estas se dividen en RFI (interferencia de RF, o alta frecuencia) y EMI (interferencia electromagnética, o baja frecuencia).
El blindaje mediante lamina de aluminio (“foil”) protege la señal contra la primera, mientras que la malla (“braid”) lucha contra la segunda. Mientras el “foil” garantiza un 100% efectividad (cubre completamente), la malla puede tener huecos dependiendo de que tan tupido sea el enmallado (hasta 98% si usamos “doble malla”).
Por otra parte, los fabricantes deben ser capaces de dar el dato del máximo radio de curvatura de un coaxial, es decir, que tanto podemos doblarlo sin que el conductor se mueva del centro exacto. Si cambia la distancia entre el conductor y la tierra (foil/malla), cambia la impedancia (la resistencia que el cable opone a la señal), y entonces nos encontraremos que la señal ya no alcanza la distancia garantizada.
La clave aquí está en el material del dieléctrico o aislante: si es demasiado blando (si el fabricante no usa una buena inyección de gas nitrógeno en el polietileno), el conductor se moverá de su lugar en cuanto empecemos a doblar el coaxial.
Algo parecido ocurre con la “pulling tension”, es decir, con cuanta fuerza podemos jalar un coaxial. Si tenemos el dato del fabricante, nos aseguramos que al meterlo por el ducto no vamos a elongar el cobre, a hacerlo más fino, a crear un “valle” por donde se pierde señal.
Finalmente, me gustaría recordarles la primera pregunta que debemos hacernos a la hora de saber que cable necesitamos: ¿cuál es la aplicación? Y, sobre todo, ¿es para instalación fija o móvil? ¿Lo metemos en el ducto y nos olvidamos? o ¿vamos a sacarlo de la bobina y a usarlo en ambientes distintos cada vez?
El conductor puede ser sólido, semi-solido, flexible o super-flexible. Cada uno tiene un costo, dependiendo de cuál tenga que ser la vida útil de dicho cable. Merece la pena adquirir un cable flexible si vamos a “maltratarlo” en eventos. Así evitamos tener que comprarlo una y otra vez..