Las condiciones acústicas y la calidad del sistema de sonido son elementos determinantes para el éxito o el fracaso de todo tipo de espacios, pero muy especialmente de las iglesias tradicionales.
El objetivo fundamental de las iglesias, tradicionales, contemporáneas o de cualquier tipo, es difundir un importante mensaje y que todos los creyentes que asistan a las celebraciones eclesiásticas escuchen ese mensaje: la palabra de Dios. “Si solo la mitad de la audiencia logra entender las palabras de quien preside la ceremonia, el objetivo no se ha cumplido completamente”, afirma Felipe Vargas, Audio Products Manager, para Crestron Latin América.
En su recorrido de más de veinte años por nuestra región, Felipe ha logrado comprobar que la mala calidad del sonido es un común denominador en las iglesias tradicionales de todos los países latinomaericanos y esto se debe, principalmente, a dos elementos: las malas condiciones acústicas y los sistemas de sonido de mala calidad.
Según diversos estudios, explica, la mayoría de las iglesias compran al menos tres sistemas de sonido antes de lograr obtener uno que solucione sus necesidades.
“Es muy común ver que, en múltiples iglesias, la compra de sistemas de audio se practica casi como un deporte, realizando adquisiciones y cambios sin lograr obtener una solución, porque no están comprando una solución, están adquiriendo componentes y eso no lleva a la solución. Hay que resaltar que son tan importantes la instalación y los materiales como el sistema de audio y sus componentes”, comenta Vargas.
Esto quiere decir que no basta con adquirir equipos de buena calidad y de marcas reconocidas, también es importante que los cables, los conectores y otros aditamentos correspondan con dicha calidad; además, es fundamental que la alimentación eléctrica sea apropiada y que la instalación se realice siguiendo criterios básicos de seguridad, teniendo en cuenta la ventilación y el riesgo de incendios, entre otros factores.
Por otra parte, además de la calidad, el sistema de audio debe cumplir otras condiciones determinantes: no debe interferir con la celebración, es necesario que pase desapercibido en todos los aspectos, principalmente evitando generar ruidos indeseados como feedback o interferencias de radio, y no debe alterar la estética del recinto con soluciones voluminosas y cableado a la vista, suelto o desordenado. Tanto a nivel electroacústico como a nivel estético los sistemas de altavoces o parlantes deben estar bien instalados, que no se vean los cables, que los equipos hagan juego con el diseño arquitectónico del lugar o, en otras palabras, que al usuario convencional o al asistente normal y corriente le cueste encontrar dónde están ubicados los altavoces.
Existen tres variables que deben ser tomadas en cuenta a la hora de plantear unas metas de calidad de cara al cliente antes de hacer la instalación, deben ser unas metas realistas que den cuenta de las posibilidades del recinto. Se trata de tres elementos que condicionan la calidad del audio en una iglesia tradicional.
El primero de ellos es la cobertura. Esta variable hace referencia al espacio o los espacios en la los que llegará el sonido; es decir, que todos los asistentes puedan escuchar. Algunos ambientes no requerirán alcance sonoro, como pasillos, capillas laterales, entre otros, pero esto es importante acordarlo con el cliente antes de hacer el diseño.
La presión sonora es el segundo elemento, esta habla de la intensidad del sonido, que se escuche lo suficientemente fuerte. Las iglesias tradicionales tienen eventos de todo tipo y con aforos variados. Es probable que durante la semana haya menor número de asistentes que los fines de semana y durante celebraciones especiales. “Esta situación se convierte en todo un reto en términos de audio, ya que el sistema deberá ser capaz de ofrecer un nivel de presión sonora apropiado en todos los eventos. Un sistema que no ofrece volúmenes adecuados en actividades especiales o los fines de semana, no es el sistema idela para ese recinto”, complementa Felipe.
El tercero, uno de los elementos más complejos de solucionar es la inteligibilidad; es decir, que se entienda perfectamente el mensaje. Muchas veces se logra buena cobertura y adecuada presión sonora, sin que ello signifique alcanzar el nivel adecuado de inteligibilidad, esta variable está afectada directamente por la acústica del recinto y, en ese sentido, es muy poco lo que se puede hacer, a menos, claro está, que exista la posibilidad de realizar trabajos civiles y renovaciones estructurales al templo para hacer un tratamiento acústico.
Según explica, “en instalaciones profesionales la calidad se nota con solo ver el rack de equipos y la instalación de los mismos dentro del rack”. Para Vargas la instalación debe ser limpia y ordenada, todos los cables deben ir clasificados por categorías y debidamente identificados. Además, indica, lo principal es que se incorporan gabinetas metálicos para instalación con puertas metálicas con llave, con tapas ciegas para espacios sin equipos y así lograr el comportamiento del rack como una chimenea: tomando el aire fresco desde abajo y extrayendo el aire caliente por arriba con extractores o ventiladores.
“Muchas veces consideramos que agregar un rack metálico puede elevar muchísimo el costo, pero yo les aseguro que es más alto el costo de tener que reparar, cambiar o reponer amplificadores quemados por exceso de temperatura ya que no estaban instalados en un mueble apropiado. Muchos lo hemos vivido en carne propia”, comenta.
La herramienta más importante: un software de diseño
No existen dos iglesias iguales, aunque tengan los mismos planos otros aspectos como la temperatura, la humedad y la presión atmosférica afectan directamente el comportamiento acústico de un recinto. Por eso es tan importante contar con un software de diseño acústico y electroacústico que ayude a proponer un estudio adecuado bastante cercano a la realidad y que ofrezca el mejor resultado posible. La principal ventaja de hacer un diseño previo utilizando un software es que permite evaluar el sistema y saber si va a funcionar o no inclusive antes de instalarlo o bien antes de que sea construido el templo.
“Lo ideal es contar con planos del recinto en Autocad, pero si no se tienen se puede hacer un levantamiento con un medidor láser, de esa manera podemos tomar las medidas que necesitamos para luego hacer el modelo del recinto en el programa de diseño. Es importante anotar claramente los materiales con que está construida la iglesia. Identificar con precisión dónde hay madera, donde hay mosaico o cerámica, dónde hay paredes de concreto o de mármol, etcétera, para luego ingresarlos en el programa de diseño. No se olviden de tomar muchas fotos para recordar todos los detalles a la hora de hacer el dibujo en el software. Es importante saber cuáles serán las superficies que tendrán contacto directo con el sonido que viene de los altavoces”, detalla Felipe Vargas.
Una vez realizado el modelo, el programa genera un mapa de resultados que permite realizar una valoración objetiva del sistema propuesto. Estos mapas muestran la forma en que es posible tener buena cobertura y buena presión sonora, aunque la inteligibilidad no necesariamente sea buena. Este último elemento se logra después de múltiples pruebas de análisis, ensayo y error, y muchas veces no se alcanza la perfección, se trata de obtener el mejor resultado posible mediante la combinación sistema de audio – condiciones del recinto.
Tal y como lo aclara Felipe, “muchas veces, aunque probemos múltiples tipos de altavoces, múltiples ángulos de inclinación, etcétera, la inteligibilidad no necesariamente va a mejorar porque depende de la acústica totalmente”.
Es importante para lograr resultados sobresalientes, el dibujo del modelo en el computador sea lo más cercano posible a la realidad y la instalación del sistema en el recinto sea lo más similar al modelo en la computadora. De esta manera se asegura que el impacto visual sea mínimo, que el resultado electroacústico sea el más cercano al estimado en el programa de diseño y que las metas alcanzadas sean coherentes con lo prometido previamente al cliente, así se asegura su satisfacción.
“Hay estudios que demuestran que después de instalado un buen sistema de audio aumenta la audiencia, por eso es importante hacerle ver a los clientes de este segmento que el sistema de audio no es un costo, sino una inversión, pues en el largo plazo realmente es más económico un buen sistema que uno malo. Además, la principal beneficiada es la comunidad que es la que realmente aporta el dinero para cubrir esta inversión”, concluye Felipe Vargas.
Es fundamental hoy que sepamos que, aunque la tecnología nos brinda herramientas de ajuste no disponibles antes, estos difícilmente resolverán todas las variables y retos que encontraremos, de manera que es fundamental prever y documentar el resultado esperado y asegurarnos de explicarlo a nuestros clientes.
La manera en que justificamos nuestro trabajo y mostramos el tiempo que dedicamos a entrenarnos y mejorar profesionalmente nos ayuda a facilitar que entiendan que nuestro trabajo es valioso Te invitamos a conocer nuestros programas y actividades escribiendo a sgaitan@infocomm.org.
¡Hasta luego!