Los tres elementos que han permitido enormes avances en la tecnología son, el enorme incremento en la capacidad de almacenamiento de información, la miniaturización y la velocidad de proceso. Si en alguna plataforma se nota esto, es en las televisiones y los equipos que sirven como sus fuentes de señal, el ejemplo mas claro es en la oferta de TVs con resolución 8K.
Pero para entender esto, recordemos que una imagen con resolución 8K está compuesta por 7,680 x 4,320 pixeles (en referencia, la resolución de HDTV es de 1,920 x 1,080) es decir un poco más de 33 millones de pixeles en la pantalla contra un poco más de 2 millones. Sí, la diferencia es enorme, 16 veces más resolución. La primera pregunta que viene a la cabeza es ¿se ve 16 veces mejor?
La respuesta no es sencilla ni fácil de entender, involucra aspectos técnicos profundos, pero simplificándola enormemente podemos decir que depende del contenido que deseamos desplegar en ella. Por ejemplo, con una cantidad de pixeles tan grande, es fácil proyectar simultáneamente varias aplicaciones, lo cual lo hace ideal para aplicaciones médicas, científicas o profesionales. También son de gran utilidad cuando se requiere la observación de información con mucho detalle, como planos o diagramas.
Pero si pensamos en aplicaciones de entretenimiento el panorama es diferente. Hoy la disponibilidad de TVs se basa en modelos 4K, si pusiéramos lado a lado una TV 4K y una 8K del mismo tamaño con imágenes simultáneas y ambas bien calibradas y a una distancia de observación adecuada para su tamaño, incluso los ojos entrenados no podrían distinguir cuál es cuál.
La razón es que a la distancia de observación (que para propósitos de entretenimiento esta entre 1.5 y 2.5 veces la diagonal del área de imagen) no es perceptible el tamaño del píxel (en dos TVS del mismo tamaño con diferente resolución, los pixeles tienen diferentes tamaños), por lo tanto, no hay un beneficio tangible, más pixeles no garantizan una mejor experiencia visual para el usuario.
Por otro lado, está el tema del contenido que deseamos ver. Cuando la señal viene de sistemas de TV por suscripción, es inevitable que para darnos más canales se requiere mayor compresión en la señal (para hacer caber tantos canales en el espacio asignado a cada compañía) y la experiencia va desde aceptable hasta francamente mala. Las TVs de alta resolución esperan recibir señales de alta resolución y en formatos digitales.
Pero si la TV es empleada con juegos de video, fotografías de muy alta resolución o aplicaciones de internet, el resultado es otro, así las imágenes lucen en todo su esplendor.
Por el momento la disponibilidad de contenido generado directamente en 4K es bastante limitada y en 8K es prácticamente inexistente. Los televisores tienen un “escalador” que incrementa el número de pixeles hasta hacerlo coincidir con su resolución nativa, pero cuando la señal es escalada, la imagen será tan buena como se pueda lograr en el proceso de escalamiento.
Si ponemos todo esto en el contexto relación costo/beneficio desde el punto de vista profesional vale la pena, pero en entretenimiento 8K es más bien una moda -por ahora.
Este texto es una colaboración de MULTIMEDIA www.multimedia.com.mx